martes, 16 de febrero de 2010

LAS INTERMITENCIAS DE LA MUERTE. José Saramago


En un país cuyo nombre no será mencionado se produce algo nunca visto: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. La euforia colectiva se desata, pero muy pronto dará paso a la desesperación y al caos, pues si es cierto que las personas ya no mueren, eso no significa que el tiempo haya parado. El destino de los humanos será una vejez eterna. Se buscarán maneras de forzar a la muerte a matar aunque no lo quiera, se corromperán las conciencias en los "acuerdos de caballeros" explícitos o tácitos entre el poder político, las mafias y las familias, los ancianos serán detestados por haberse convertido en estorbos irremovibles. Hasta el día en que la muerte decide volver...

Parábola de la cortta distancia que separa lo efímero y lo eterno, "Las intermitencias de la muerte" bien podría terminar tal como empieza: "Al día siguiente no murio nadie".

No hay comentarios:

Publicar un comentario