lunes, 25 de enero de 2010

FARENHEIT 451. Ray Bradbury


Guy Montag es un bombero, y el trabajo de un bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y sufrimiento. El sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conversan y leen libros.
Farenheit 451 es la novela clásica de un futuro posliterario. Como 1984 de George Owell, como un mundo feliz de Aldous Huxley, describe una civilización occidental esclavisada por los media, las drogas y el conformismo. La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas interactivas de televisión del tamaño de una pared; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo peatones; una población que no escucha otra cosa que una corriente constante de música y noticias transmitidas por unos minúsculos auriculares insertados en las orejas.

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